Por: Nadia Vargas

El Universo Cinematográfico de Marvel comenzó con Iron Man el 2 de Mayo de 2008. Con quince años, treinta películas y 4 “Fases” en el retrovisor, llega Ant-Man & the Wasp: Quantumania. Dirigida por Peyton Reeds, el mismo director que Ant-Man y Ant-Man & the Wasp, y escrita por Jeff Loveness, quien ha escrito para los Oscares, los Emmys y Rick & Morty, esta tercera entrega en la franquicia de películas de Ant-Man invierte la fórmula de las dos entregas anteriores. La primera entrega de Ant-Man se caracterizó por ser una película familiar con bajos riesgos, a fin de cuentas lo único que Scott quería era ser buen padre a los ojos de su hija. Esto sirvió de contrapeso a las películas anteriores, Guardianes de la Galaxia y la segunda entrega de los Vengadores, Avengers: Era de Ultrón. El UCM se estaba expandiendo a explorar galaxias y batallas épicas con dioses. La misión de la película de Ant-Man fue devolverle la humanidad al UCM, demostrando con Scott qué alguien puede ser un héroe sin necesidad de ser un alien, o un dios, o un billonario. Scott salvó su propio mundo al rescatar a su hija.

Regresando al presente, el paradigma ha cambiado. Ya no existen los Vengadores, no de la misma manera que lo existían antes de Endgame. Por lo tanto, Reeds se dió a la misión de hacer una película que se pudiera sentir tan épica como una entrega de los Vengadores. ¿Lo logró? No.

Es fácil culpar al guión y cerrar el tema, pero el problema es más profundo. El diálogo no toma nada en serio, desde los personajes, sus relaciones, el mundo que habitan o los riesgos que toman. Incluso al final, sin llegar a spoilers, la misma película no parece saber si lo que pasó al final fue bueno o malo, o si sucedió o no sucedió. Ese aspecto toma más sentido cuando averiguas que el final fue filmado nuevamente en enero de este año.

Sin embargo, hay algo más insidioso por debajo de lo que hizo que esta película sea tan controversial en su recepción. ¿Por qué existe? Puede que sea para introducir a Kang, pero Loki ya había hecho esto, y mejor. El crecimiento de la hija de Scott nos es informado por diálogo, no demostrado. Scott es un peón en la trama (ni siquiera él sabe qué es lo que hace), la Avispa es básicamente ignorada a pesar de estar en el título. Los actores por sí mismos son carismáticos y talentosos, pero la película no les da nada con que trabajar.

Esto no significa que todo esté perdido y el UCM vaya a fracasar. Hay varios proyectos prometedores este mismo año, como la tercera entrega de Guardianes de la Galaxia, la segunda temporada de Loki y The Marvels. Lo que significa es que ya han pasado casi 4 años y 8 películas desde Endgame. El UCM necesita cohesión, y un corazón que lo una. Antes, este era la unión de los mismos Vengadores, que cada vez que se encontraban todos en el mismo lugar era un evento. ¿Ahora? Queda por ver.

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